Es frecuente encontrar empresas que, aun teniendo grandes
argumentos para liderar o sobresalir en su mercado, se ven frenadas por la poca
productividad de algún empleado o, incluso, varios.
¿Qué sucede cuando nos encontramos en esta situación?
Pues lo primero es determinar las causas que llevan a esta
actitud improductiva. Pueden ser externas o internas.
Las causas externas tienen que ver con
acontecimientos y situaciones que afectan a la vida personal del empleado.
Salvo casos muy concretos, suelen ser muy reconducibles con un poco de
paciencia y ganas de encontrar soluciones por parte de todos. Debe quedar claro que, aunque se pueda ser
considerado con la situación personal, lo importante es que el trabajador sea
productivo, de lo contrario se puede dar una situación injusta con los otros
trabajadores que sí cumplen con su cometido. Es decir, ayudar a reconducirse
sí, aceptar la situación de improductividad, nunca.
Las causas internas tienen que ver con la
relación del trabajador con la empresa en cualquiera de sus dimensiones. Es
importante, en este caso, averiguar si el problema parte de la empresa, si es
solucionable y si afecta a más trabajadores. En este caso, una vez resuelto el
problema, la productividad se verá afectada positivamente de forma inmediata.
Si la causa tiene como responsable también al trabajador hay que analizar dos
factores clave en cualquier política de Recursos Humanos: MOTIVACIÓN y
CAPACITACIÓN.
FORMAR: Proporcionar
y desarrollar el conocimiento, la aptitud y la habilidad necesarios para que logre
sus objetivos.
DELEGAR: Otorgar
la autoridad suficiente, la competencia adecuada y las atribuciones necesarias
para que desarrolle su cometido en el logro de los objetivos.
DIRIGIR: Tutelar,
mandar, dar reglas y controlar la actividad para la consecución de los
objetivos.
MOTIVAR: Movilizar
la voluntad y el interés en modo de proceder en el desempeño de las funciones
orientadas a logro de los objetivos.
La persona que se encuentra motivación baja y una capacitación baja está en un cuadrante que requiere de estímulos muy claros. Por ello la acción de la dirección será la de dirigir al trabajador en pro de sus objetivos. Esto es dar la orientación clara de qué se espera y de cómo se pretende que se opere en el desempeño de sus funciones. A medida que este trabajador adquiera mayor motivación y/o mayor capacitación se le derivará a otros modos de dirección más acordes a su desarrollo.
El trabajador que esté con una alta motivación pero con una
baja capacitación requerirá desarrollar sus habilidades y conocimientos para
que, junto con la gran actitud que posee, pueda lograr alcanzar los objetivos.
Es oportuno facilitar el acceso a información relevante para el desempeño de
las funciones por parte de la empresa, porque la alta motivación es garantía
suficiente para asegurar que la inversión en formación al empleado redundará en
una alta productividad.
El empleado que tenga una baja motivación pero una alta
capacitación está inicialmente poco aprovechado. De todos modos, se logrará un
gran cambio con incentivar su energía en el desarrollo de sus funciones. Para ello
hay que movilizar su voluntad e interés en alcanzar sus metas, tanto
individuales como colectivas. No es fácil motivar a un empleado, porque cada
persona es diferente y le mueven valores distintos. Así pues es imperativo
averiguar cuáles son los motivos que le llevarán a involucrarse con la empresa.
Los motivos suelen ser de dos clases: extrínsecos (recompensas que se reciben)
e intrínsecos (inherentes a la realización del trabajo)
Extrínsecos: retribución, reconocimiento, prestigio, etc.
Intrínsecos: aprendizaje, desarrollo personal o profesional,
autoconocimiento, seguridad, pasión, etc.
Cuando se han descubierto cuáles son los valores que le
llevarán a sentirse más motivado y se le promocionan correctamente, el
resultado en productividad será rápido y, probablemente, encontraremos un
magnífico futuro trabajador orientado a los resultados y logros personales y de
la empresa.
Si un trabajador está altamente motivado y altamente
capacitado, sólo hay que dejarle desarrollar sus funciones y establecer un
sistema de análisis y control que permita la mejora continua. Este cuadrante es
la situación ideal de la empresa para cualquier trabajador.
Existe la necesidad de mantener un equipo humano motivado y
orientado al logro pero esto no siempre es posible y requiere de una dirección
eficaz y clara del personal de la empresa. Un trabajador improductivo afecta a
los resultados de una forma determinante con lo que se hace urgente tomar
acción sobre cualquier trabajador en esta situación. Habitualmente se pueden
reconducir las situaciones con una eficiente acción por parte de la Dirección, pero
otras veces será imposible o excesivamente costoso conseguir el cambio, con lo
que se recomienda cortar el vínculo empresa – trabajador. La empresa podrá
encontrar otro trabajador más integrable y el trabajador otro trabajo más
estimulante para él.
Queda claro que es importante tener al grupo humano motivado
porque eso facilita la productividad de la empresa, pero no debe hacerse a
cualquier precio … hay que recordar que …
EL PRIMERO QUE DEBE
ESTAR MOTIVADO ES EL EMPRESARIO.
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