domingo, 15 de julio de 2012

CÓMO DIRIGIR A UN EMPLEADO IMPRODUCTIVO


Es frecuente encontrar empresas que, aun teniendo grandes argumentos para liderar o sobresalir en su mercado, se ven frenadas por la poca productividad de algún empleado o, incluso, varios.
¿Qué sucede cuando nos encontramos en esta situación?

Pues lo primero es determinar las causas que llevan a esta actitud improductiva. Pueden ser externas o internas.
Las causas externas tienen que ver con acontecimientos y situaciones que afectan a la vida personal del empleado. Salvo casos muy concretos, suelen ser muy reconducibles con un poco de paciencia y ganas de encontrar soluciones por parte de todos.  Debe quedar claro que, aunque se pueda ser considerado con la situación personal, lo importante es que el trabajador sea productivo, de lo contrario se puede dar una situación injusta con los otros trabajadores que sí cumplen con su cometido. Es decir, ayudar a reconducirse sí, aceptar la situación de improductividad, nunca.
Las causas internas tienen que ver con la relación del trabajador con la empresa en cualquiera de sus dimensiones. Es importante, en este caso, averiguar si el problema parte de la empresa, si es solucionable y si afecta a más trabajadores. En este caso, una vez resuelto el problema, la productividad se verá afectada positivamente de forma inmediata. Si la causa tiene como responsable también al trabajador hay que analizar dos factores clave en cualquier política de Recursos Humanos: MOTIVACIÓN y CAPACITACIÓN.


FORMAR: Proporcionar y desarrollar el conocimiento, la aptitud y la habilidad necesarios para que logre sus objetivos.
DELEGAR: Otorgar la autoridad suficiente, la competencia adecuada y las atribuciones necesarias para que desarrolle su cometido en el logro de los objetivos.
DIRIGIR: Tutelar, mandar, dar reglas y controlar la actividad para la consecución de los objetivos.
MOTIVAR: Movilizar la voluntad y el interés en modo de proceder en el desempeño de las funciones orientadas a logro de los objetivos.


La persona que se encuentra motivación baja y una capacitación baja está en un cuadrante que requiere de estímulos muy claros. Por ello la acción de la dirección será la de dirigir al trabajador en pro de sus objetivos. Esto es dar la orientación clara de qué se espera y de cómo se pretende que se opere en el desempeño de sus funciones. A medida que este trabajador adquiera mayor motivación y/o mayor capacitación se le derivará a otros modos de dirección más acordes a su desarrollo.
El trabajador que esté con una alta motivación pero con una baja capacitación requerirá desarrollar sus habilidades y conocimientos para que, junto con la gran actitud que posee, pueda lograr alcanzar los objetivos. Es oportuno facilitar el acceso a información relevante para el desempeño de las funciones por parte de la empresa, porque la alta motivación es garantía suficiente para asegurar que la inversión en formación al empleado redundará en una alta productividad.
El empleado que tenga una baja motivación pero una alta capacitación está inicialmente poco aprovechado. De todos modos, se logrará un gran cambio con incentivar su energía en el desarrollo de sus funciones. Para ello hay que movilizar su voluntad e interés en alcanzar sus metas, tanto individuales como colectivas. No es fácil motivar a un empleado, porque cada persona es diferente y le mueven valores distintos. Así pues es imperativo averiguar cuáles son los motivos que le llevarán a involucrarse con la empresa. Los motivos suelen ser de dos clases: extrínsecos (recompensas que se reciben) e intrínsecos (inherentes a la realización del trabajo)
Extrínsecos: retribución, reconocimiento, prestigio, etc.
Intrínsecos: aprendizaje, desarrollo personal o profesional, autoconocimiento, seguridad, pasión, etc.
Cuando se han descubierto cuáles son los valores que le llevarán a sentirse más motivado y se le promocionan correctamente, el resultado en productividad será rápido y, probablemente, encontraremos un magnífico futuro trabajador orientado a los resultados y logros personales y de la empresa.
Si un trabajador está altamente motivado y altamente capacitado, sólo hay que dejarle desarrollar sus funciones y establecer un sistema de análisis y control que permita la mejora continua. Este cuadrante es la situación ideal de la empresa para cualquier trabajador.
Existe la necesidad de mantener un equipo humano motivado y orientado al logro pero esto no siempre es posible y requiere de una dirección eficaz y clara del personal de la empresa. Un trabajador improductivo afecta a los resultados de una forma determinante con lo que se hace urgente tomar acción sobre cualquier trabajador en esta situación. Habitualmente se pueden reconducir las situaciones con una eficiente acción por parte de la Dirección, pero otras veces será imposible o excesivamente costoso conseguir el cambio, con lo que se recomienda cortar el vínculo empresa – trabajador. La empresa podrá encontrar otro trabajador más integrable y el trabajador otro trabajo más estimulante para él.
Queda claro que es importante tener al grupo humano motivado porque eso facilita la productividad de la empresa, pero no debe hacerse a cualquier precio … hay que recordar que …
EL PRIMERO QUE DEBE ESTAR MOTIVADO ES EL EMPRESARIO.

                           

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